14/10/09

(des)iguales


Dice la ley que todos somos iguales, pero lo cierto es que algunos son más iguales que otros.
También se nos enseña de chicos que los derechos de otros empiezan donde terminan los derechos de algunos.
Pero lo cierto es que los derechos de los otros nunca empiezan porque los derechos de algunos nunca terminan de terminar.
¿Quién fija el límite?
¿Quién determina la frontera de los derechos?
¿Quien determina la frontera de la igualdad?
¿Porqué hay mujeres que tienen que pedir permiso a la policía para manifestarse por sus derechos?
¿Y porqué la Iglesia Católica no necesita pedir permiso alguno para manifestar su oposición a que aquellas mujeres reclamen por sus derechos personalísimos?
¿Quién define qué moral es más alta que cualquier ética?
¿Porqué hay personas que al cortar una ruta o una avenida son reprimidas, encarceladas y hasta asesinadas?
Mientras hay otros que al cortar una ruta o una avenida son descriptos por los grandes diarios como patriotas que luchan por la República.
¿Porqué hay pibes que pueden tomar un colegio, cortar una avenida y a lo sumo son retados por Magdalena Ruiz Guiñazú, mientras que otros pibes, a pocas cuadras, son perseguidos policialmente y señalados por los grandes medios como peligrosos, sólo por limpiar parabrisas para poder sobrevivir?.
Repito, ¿quién dice que fulano es igual a mengano?
¿Quién mide el derecho de mengano respecto del de sultano?
Y la cosa se complica si pongo apellidos, si describo como se visten y si les cuento qué piden unos y qué piden los otros.
Así, llegaremos a la conclusión de que es verdad de que algunos son más iguales que otros. Y esos otros son los mismos de siempre. Son los otros que siempre deberán esperar a que los algunos terminen de gozar sus derechos. Son los otros de siempre que serán menos iguales que los algunos de siempre.

Pero esto no debería ser así. ¿O acaso la igualdad no debería medirse de acuerdo a la vigencia y satisfacción de los derechos fundamentales?
Tendría prioridad quien está más urgido de las necesidades más elementales para vivir. Quien reclama por los estándares mínimos de dignidad humana, siempre medidos, por supuesto, por la desesperación y la vulnerabilidad. Nunca por un estado ideal, claro. Nunca por las condiciones de los que mejor la pasan.
¿Y no es cierto que los derechos no tienen fronteras, sino que viven en una permanente tensión, marcada por la desigualdad y la exclusión social?
Qué pregunta. Pero nadie responde, nadie se detiene a pensar un minuto en esto. Es más fácil repetir las ganzadas de la señora de los almuerzos, las boberías de Susana y las enseñanzas del Mariano que escribía discursos para Dictadores, o ahora de un tal Marcos que está tan de moda que hasta un Diario muy importante de la Capital le dedica la edición de su “biblioteca” (pobre de Cortázar...). Ellos sí que tienen sentido común. Ellos sí que saben lo que la gente quiere…
En fin… cada uno es como es, y cada quien es cada cual.
Prefiero los caminos a las fronteras…
Prefiero, el tiempo al oro,
la vida al sueño,
el perro al collar,
las nueces al ruido
y al sabio por conocer
que a los locos conocidos.
Prefiero la revolución a las pesadillas de siempre…
/gn/

Dibujo del Genio Mosqueira

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola.
Creo que despues de haber sufrido las politicas mas duras y generadoras de desigualdades por tantos años, ya no alcanza con la igualdad de condiciones.
Hoy tenemos que hablar de equidad interpretando a esta palabra como: darle mas al que menos tiene y menos al que mas tiene.Es la unica forma de ser cada dia menos (des)iguales tambien en los otros aspectos en los que te referis.
Un abrazo amigo.
ADN.