19/12/08

Común

Debemos preguntarnos de nuevo qué significa vivir en comunidad.
Si comunidad nos remite al sentido de pertenencia o bien a la frontera que nos separa del resto. Por qué pensar en términos de “adentro y afuera”?. Por qué el nosotros y los otros?. Por qué la discriminación?.
Qué es lo que nos hace comunes entre todos?. Qué es lo que nos une en común unión?.
Y no se trata de igualar. De que seamos todos igualitos. De que no se acepte la diferencia. Lo distinto. Sino más bien todo lo contrario. Lo que debe hacernos comunes entre todos es, justamente, la aceptación de lo que nos diferencia. Lo que nos hace únicos e irrepetibles.
Será ese el sentido de humanidad?. El que nos impera defender el respeto por el otro?. El que nos conmueve ante las injusticias en cualquier lugar del mundo?. El que nos angustia ante tanta insensibilidad y envidia?.
Por qué no podemos mirarnos a los ojos y tan sólo escucharnos?. Por qué no nos animamos a preguntar más que a contestar rápido y tajantemente?.
Por qué no nos pensamos de nuevo?.
Qué significa que vivamos en comunidad?.
Si es lo que nos une, o lo que nos separará del resto?.
Lo pregunto mientras veo cómo esta sociedad se va dividiendo en Islas. Y claro, hay que defender la sociedad para que no nos invadan los otros, quienes vienen desde islas más lejanas y olvidadas. Y hay que defender la sociedad cueste lo que cueste. El fin justificará los medios. La moral vuelve sobre la ética. Y la verdad, será absoluta y única.
Qué hacemos con los otros?. Con los que vienen de tan lejos. Desde aquellas islas que tanto nos recuerdan al pasado más tormentoso de nuestra existencia, por fin superado una vez que hemos delimitado nuestras propias islas. Una vez que hemos erigido nuestras fortalezas y muros interminables. Una vez que nuestros ejércitos alcanzaron poderes ilimitados para cuidarnos. De quiénes?. De nosotros?. No, por supuesto. De los otros.
Nosotros no somos los otros. Nosotros por suerte estamos adentro. Ellos, los otros, afuera.
Aquí en nuestra sociedad todo reluce, todo está estable. Aquí por suerte no se hace más política. Todo se gestiona. Todo se logra. Y todo se cuida porque los castigos contra las faltas hacia los bienes patrimoniales son cada vez más severos. El peor castigo, casi el único que queda: la expulsión hacia el afuera. Donde viven los otros. Así el orden es incuestionable y maravilloso.
Así, le rendimos culto religioso a “los museos de grandes novedades”. Porque el pasado no existe más. La memoria es sólo una anécdota nostálgica que no se dice más.
Así, nunca será triste la verdad, porque hemos aceptado de una buena vez que ya no tendrá más remedio.
Así, nada merece ser modificado. Nada necesita ser reflexionado. Nada puede ser cuestionado. El orden, el dulce orden, es el bien jurídico a proteger.
Es esta acaso la comunidad que deseamos construir?. En la que deseamos convivir?. Donde hay personas a las que se les niega el derecho a tener derechos.
Donde hay niños que no son niños sino menores que deben ser encerrados, y cuanto más chicos mejor.
Donde hay quienes son jueces de otros para encerrar en lugares indecibles.
Por qué?. Porque hay que defender la sociedad que nos garantiza el bienestar. Porque no alcanza para todos. Entonces que sobreviva el más fuerte. O el que tenga un dirigente amigo.
Si hemos tomado la decisión de que esto será así. Entonces me voy con los otros. Para pensar de nuevo palabras tales como solidaridad, sensibilidad, humildad, humanidad.
Me niego de forma rotunda y rebelde a renunciar a pensar. Mucho menos a que me obliguen. Porque alguien una vez me enseñó que rebelde es aquél que no hace lo que quiere, sino lo que debe. Y no debemos perder nuestro sentido de humanidad. Es la última batalla por perder.

(publicado por GN en www.laliebredechivilcoy.com.ar, sábado 14 de diciembre de 2008)

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