4/6/09

El centro...

Voy a leerles algunas palabras y conceptos que alguien escribió alguna vez.
“Entre las trampas de la historia está esa que dice ‘todo tiempo pasado fue mejor’. Cuando la derecho lo dice, está confesando su vocación reaccionaria. Cuando es la izquierda parlamentaria quien lo postula, está exhibiendo las claudicaciones que forman su presente. Cuando es el centro quien habla, es que uno está delirando porque el centro no existe. Cuando la izquierda institucional se ve al espejo del poder y dice: ‘Soy una izquierda responsable y madura’, en realidad está diciendo ‘soy una izquierda agradable a la derecha’. Cuando la derecha se mira al espejo del Poder y dice: ‘que hermoso vestido traigo!’, se olvida de que está desnuda. Cuando el centro se busca en el espejo del Poder, no encuentra nada”.
Quien escribió esto fue el militante Zapatista, el Subcomandante Marcos.
Pero también el premio Nóbel de literatura, José Saramago, dijo en un reportaje reproducido hace años en un medio gráfico argentino, que en la política lo que llamamos centro no existe, y que cuando la izquierda se hace llamar “centro izquierda” es en verdad una izquierda desorientada y funcional a la derecha. En cambio cuando la derecha se hace llamar de “centro derecha” es porque se siente culposa de los horrores que generó en la historia de la humanidad.
Esto lo cuento porque hace algunas semanas reapareció en televisión Carlos “Chacho” Álvarez. Estuvo en TN, un domingo a la noche. Y dijo muchas cosas. Entre ellas manifestó su crítica al retorno de la polarización del discurso político entre “peronismo y radicalismo”. Y que en estas próximas elecciones quedaba muy claro este retorno. Y dijo que esa polarización discursiva en realidad le esquiva al bulto de la verdadera discusión política, y por lo tanto ideológica, en nuestro país.
Porque, a ver, la política no puede disociarse de la ideología. Cuando escucho a dirigentes políticos decir “las ideologías están muertas”, Carrió, Macri y Micheti por ejemplo, o están mintiendo de una manera perversa o bien son incapaces de pensar en clave política y lo hacen sólo desde un “sentido común populachero y tilingo”.
Chacho Álvarez propone que volvamos a discusiones “menos culposas” y hablemos sin pudor de “izquierdas y derechas”. Que seamos honestos ideológicamente y digamos las cosas por su nombre. En ese sentido dijo algo que hace mucho estoy esperando oír de un dirigente político. Dijo, para darle sentido a sus palabras, que él se definía como un hombre de “izquierda”, porque ya no quería usar más la palabra “progresista”, porque el progresismo ha traicionado todas las banderas que en la historia se defendió con el cuerpo y la sangre desde la izquierda.
Les recomiendo, desde este humilde espacio, la lectura de un libro muy fácil de conseguir que escribió un gran filósofo ya fallecido, el italiano Norberto Bobbio, que se llama “Derecha e Izquierda”. Allí podrán ver que esta es una discusión central para entender la política y lo que debe ser “lo político” sin ruborizarse.
La sociedad deberá madurar, democráticamente, para que podamos hablar ya sin prejuicios reaccionarios y digamos las cosas por su nombre sin mentirnos más.
Así, la derecha deberá dejar de ser un discurso basado sólo en slogans institucionalistas vacíos de todo contenido político, serio y robusto (porque quiero creer que hay pensadores de derecha que tengan algo más interesante que decir) como así también dejar para siempre la nostalgia golpista.
Y la izquierda, deberá dejar de escribir panfletos que ya nadie lee, mientras apoyó, en lo que se denominó “la crisis del campo”, a los sectores más concentrados de la economía nacional, que representan a su vez el sector más informal en materia laboral, y que apoyaron cuanto golpe de estado hubo en la Argentina; y esto, sólo para pararse “en frente del gobierno”.

Deberemos todos, entonces, de derecha y de izquierda, radicales y peronistas, empezar a discutir en serio los grandes problemas del País. Deberán muchos sacarse la careta y decir lo que se piensa, y si lo que se piensa no alcanza… bueno muchachos… vuelvan a agarrar los libros y vuelvan a los talleres de formación política, porque están haciendo un papelón y ya nadie les cree una palabra.
gn

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