22 de marzo de 2009. Mi viejo me invitó a un recital. Se presentaba en el Estadio de Velez el tipo que grabó el primer disco que me regalaron en mi vida. Y fue justamente mi viejo quien me lo regaló (en verdad me lo regaló en formato cassete).
Fue mi primer tesoro, y la influencia fue para siempre. Fue la ventana por donde entré a la música que me acompaña. Y no es casual, Daniel Lanois y Brian Eno ya lo acompañaban, antes de que descurbiera años más tarde a U2.
No puedo hacer una crónica de esa noche. Sólo puedo decir que hay música que llega a lugares donde es imposible que llegue otra cosa. Hay música que marca, que empuja, que marcha. Hay música que abraza, que abriga, que calma. Hay música que despierta.
Y esa noche, luego de que en un perfecto castellano se despidiera diciendo: lo que suceda ahora depende de ustedes, dormí despierto. Y sigo despierto.
gracias amigo.
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