12/11/10
presupuestos alterados
La ley de presupuesto es considerada la ley de leyes. Representa el plan de gobierno de quien fue elegido mediante el voto popular para estar al frente del Poder Ejecutivo de la Nación.
Cada cierre de año se discute el presupuesto del año próximo y es una práctica institucional que cada gobierno pueda contar con su presupuesto para poder implementar sus políticas públicas. Así, se gobierna bajo una lógica presupuestaria, prevista y planificada.
Luego se somete ese presupuesto al Congreso para que los representantes del pueblo ejerzan el debido control de legalidad.
Pero lo importante es que el Presupuesto no es sólo el presupuesto de quien gobierna, sino que es el presupuesto de los jubilados, de los trabajadores, de los desocupados, de los comerciantes, de los productores agropecuarios –grandes, medianos y pequeños- y de todo el pueblo que necesita que quien gobierna no lo haga a ciegas, sino que tenga un plan trazado y diseñado estratégicamente.
¿Qué está pasando ahora? El gobierno tiene serias dificultades para que se apruebe en el Congreso el Presupuesto para el 2011. Y acá estamos frente a uno de los hechos políticos más insólitos que se nos haya presentado en nuestra historia reciente. La oposición no quiere aprobar el proyecto oficialista porque tiene SU PROPIO PROYECTO de presupuesto. La oposición quiere consensuar el plan de gobierno para el año próximo, pretendiendo arrogarse el mandato popular que democráticamente el pueblo le otorgó a quien hoy ejerce la Presidencia de la Nación.
Pudimos escuchar a Carrió, por estas horas, decir que el gobierno debe consensuar con la oposición por las buenas o por las malas. ¿Qué significa consensuar por las malas?. ¿Qué significa para Carrió consensuar por las malas en el marco de una democracia?. Lo que nos lleva a preguntarnos qué entienden algunos personajes de la política por democracia.
Primero, el oficialismo no tiene porqué consensuar con nadie su plan de gobierno. Para eso fue votado, para gobernar. Si no, estarían torciendo la voluntad popular expresada en el voto.
Segundo, el consenso debe ser siempre un acto voluntario y positivo. Un consenso por las malas no es consenso, es imposición o apriete.
Tercero, en política el consenso sólo puede ser entendido como el acuerdo básico entre todas las fuerzas partidarias y políticas sobre los valores que sostengan y preserven el sistema democrático y republicano de gobierno. Ese consenso no es otra cosa que la construcción colectiva y política de los ideales básicos en una sociedad democrática. Es ponernos de acuerdo, entre todos, qué entendemos por democracia.
El consenso es, entonces, el punto de partida y nunca el de llegada.
La política es discutir, dialogar, confrontar y a veces acordar. La política es más disenso que consenso. Y el sentido esencial de la democracia es aumentar la potencialidad del disenso.
La oposición pretende imponerle su propio plan de gobierno al Ejecutivo nacional. Es como si el director técnico de River le imponga al técnico de Boca la estrategia con la cual quiere que le juegue. Ridículo.
La oposición debe controlar las medidas y las cuentas del gobierno, oponerse en las cuestiones que considere improcedentes o con las que no esté de acuerdo, y proponer mejoras a las políticas que consideren insuficientes.
Pero la oposición no gobierna, es el voto popular el que determinó quien gobierna y quien no.
Ese es el juego democrático de nuestro sistema político.
Y el gobierno debe poder ejecutar su plan de gobierno en el marco institucional previsto en nuestras normas legales y constitucionales.
Estas palabras parecen sacadas de un manual básico de instrucción cívica o de formación ciudadana, usted elija el título. No se asuste, no estoy insultando su inteligencia, pero parece que la defensa de intereses que no son los del pueblo termina convirtiendo lo simple en lo más complejo de explicar. Sepa usted disculpar la insistencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario