Héctor Oesterheld nació el 23 de julio de 1919 en Buenos Aires. Geólogo, casado con Elsa Sánchez. Cuatro hijas: Estela, Diana, Beatriz y Marina.
Dejó la Geología para escribir Historietas. Se ganó el respeto como guionista y trabajó junto a dibujantes como Alberto Breccia, Hugo Pratt, Paul Campani y Solano López. Su trabajo es imprescindible a la hora de hablar del género.
En 1958 se consagra con la publicación de El Eternauta, dibujada por Solano López. Sus personajes: Juan Salvo, su mujer Elena, su hija Martita, su amigo Favalli, el obrero Franco. Unos monstruos paquidérmicos llamados Gurbos, unos seres de manos prodigiosas: Los manos. Y también estaban Los Ellos, quienes controlaban y dirigían La Invasión.
La invasión se producía en nuestra ciudad (el barrio, nuestras casas). Se advertía allí del Exterminio como método para alcanzar la invasión definitiva.
El Eternauta es el héroe colectivo y anónimo que resiste la opresión. De allí quedará inmortalizada la plegaria del genio: “El único héroe válido, es el héroe en grupo. Nunca el héroe individual, el héroe solo”.
En los años 60 se alzaban las voces de quienes ya no toleraban las injusticias y los autoritarismos: Golpes de Estado, Censura y Persecución política comenzaban a pergeñar el horror de los 70’s. La Dictadura tomaba forma de Monstruo, inevitablemente, como siempre.
En 1969 se publica una nueva versión de El eternauta, dibujada por Alberto Breccia con un estilo experimental y trasgresor para la época. Pero también su contenido trasgredía los parámetros de la historieta. El Eternauta exhalaba política en todas sus páginas. Se sabe hoy que para ese entonces, tanto Oesterheld como sus cuatro hijas habían comenzado a militar en Montoneros.
Con el Golpe Cívico-Militar del 24 de marzo de 1976, Oesterheld fue uno de los tantos que debió ocultarse ante la feroz represión. Comenzó entonces a escribir otra versión de El eternauta, haciendo clara alusión a la situación política del País.
Fueron secuestradas sus cuatro hijas, con sus esposos, y también sus nietos. Hasta que finalmente, Oesterheld, fue secuestrado el 27 de abril de 1977, continuando a la fecha desaparecido.
“Yo vi a Oesterheld en Campo de mayo (...) en el sector de las duchas. Yo no lo conocía personalmente y bueno, me llamó la atención. Lo vi digamos como golpeado, o sea con mucha angustia y me acerqué, le pregunté qué le pasaba. Me dijo que le habían mostrado las fotos de las hijas... muertas” (testimonio de Juan Carlos Scarpatti).
En La herida de País contaremos historias de quienes dejaron su sangre en el lodo por un país mejor, para todos, sin injusticias ni impunidad.
Pd: Gracias a La Liebre por tanta libertad junta, que trompea la indiferencia y el cinismo. Como Oesterheld con su Eternauta, nuestro gran héroe colectivo, se rebeló con la palabra y el arte. Para que las heridas de este País sanen con justicia.
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